Desplazados por las guerras

Afortunados todos aquellos,
que un día sentimos amor fraterno.
Ahora lo recordamos con melancolía y anhelo.
Seguiremos buscando en la fe,
donde quede un poquito de aquello.

No sé qué hacer en esta tierra hostil,
que cuatro malvados mal gobiernan.
Nos dicen por donde tenemos que ir,
para morir de hambre mayores y niños.
No queremos abandonar el recuerdo, ni el amor prometido.

Siento en el alma el color triste de sus miradas,
como siento el resplandor del amor, en sus bonitas caras.
Vuestros andares os llevarán al final de ese camino,
con amor comprometido.
Se llenarán de afecto vuestros corazones, con algo divino.

Arrastráis el sentimiento de amor por el tiempo transcurrido,
tuvisteis que abandonar vuestras casas
y separaros de vuestros inocentes hijos, bajo promesas falsas,
de la gentuza que mal gobiernan vuestros principios.
Estáis perdidos en tierra de nadie, por castigo inmerecido.

Solamente pienso en la mendacidad de esta sociedad,
que os obliga a ir callados de aquí para allá, sin posibilidad de cambiar.
Son muchos los que os acompañan en el mal fario,
porque quieren revelarse, para contribuir a cambiarlo.
Qué perversos son los que compran armas para mataros.

Clamo para no dejar solos a estos buenos seres humanos,
que están pagando por algo que ellos no han provocado.
Un día nos puede pasar a nosotros, sin saber por qué milagro.
En algún momento, las desdichas se tornarán en positivo
y dejareis de ser desplazados por un capricho.

Lloro de mil maneras diferentes,
al sentir el escalofrió que me produce, 
expandir las cenizas del dolor sufrido.
El viento las arrastra… Y han desaparecido.
Algún día abandonareis esta triste realidad
y pasareis de esta muerte a la Vida.