La trilla
Estás pidiendo en un parking,
con ese cuerpo que tú cubres
con retales de tela vieja.
Pues nada bueno te ofrecen
los que con lujuria te miran.
Estás a merced de los que te gratifican,
pidiendo como una «gorrilla».
No puede ser que con tu belleza,
estés en ese lugar de miseria y vergüenza,
por cuatro monedas.
Se acabo tu situación
de indigente en la ciudad.
Nos ofrecen trabajo en una finca
y nos acogen sin preguntar.
Nos dan casa, comida y dignidad.
Nuestro primer trabajo, en la era para trillar.
Voy sentado en el trillo,
que tirado por una mulilla, da vueltas sin parar.
Separo el trigo de la espiga, que de comer nos dará,
más tarde, la paja del trigo al ventear.
Me gustan las flores en primavera
para recoger su olor en esencia.
A ti mujer que me cautivas,
te frotaré con mis suaves manos
y te haré múltiples caricias.
Espero con impaciencia ese momento,
que tú decidas entrelazar nuestros cuerpos.
Humedeces tus ojos con lágrimas de amor,
pues es tan grande tu ilusión,
que tienes preso mi corazón.
El rayo de tu mirada me habla.
El paroxismo de tu belleza,
conmueve el salvaje enamoramiento por tu ser.
Tu persona me hace deambular,
como trotamundos sin rumbo a tu alma.
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