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Deseos de amar
El amor enmascarado se refugió en mí,
sabiendo que mis celos, no lo pueden resistir.
Mantengo el alma vacía por culpa del rencor
y si no sano, no podré disfrutar del amor.
Deseo ganarle una partida al amor,
en un damero en blanco y negro,
donde veo mi capacidad de vencer,
jugándome lo que más quiero.
Cojo tu mano caliente,
como un universo abrasado.
Eres lo más importante que tengo,
aunque mi sentimiento veo acorralado.
Recojo las flores de mi jardín,
para ofrecerte mis deseos en flor.
No tengo otra manera de hacerlo,
salvo que tú, me lo digas mi amor.
Eché el ancla de mi nave,
en el profundo puerto de la soledad.
Ojalá, la leve algún día,
para que mi corazón vuelva a navegar.
Mi recuerdo invisible
Quiero que leas en mis ojos,
los sentimientos que tengo para ti.
Son sentires de amor infinito,
que nada ni nadie podrá impedir.
A veces la palabra,
no es lo mejor para entendernos,
si tenemos la posibilidad de encender,
la llama de un pensamiento sincero.
Soy un hombre que sueña contigo
y no puedo demostrarte mis sueños vividos.
Pero si te fías de mí te diré lo que siento,
al ser tú la mujer icónica de mis sentimientos.
Quiero dejarte un recuerdo invisible,
en forma de huella imborrable.
que aunque con afán busques,
no encontrarás, ni podrás conocer.
No quiero usar mi soledad perpetua,
para ablandar la nobleza de tu corazón.
A veces siento morir por dentro,
al no dar respuesta a mis sentimientos.
En el fondo de mi alma guardo mis versos,
hablo en silencio y sufro por ello.
No quiero despertar con los ruidos de la noche,
y siento pena, cuando los sueños se han ido.
Nunca comprenderás mi silencio,
ni puedes escuchar mis lamentos.
Mis pasiones han surgido a raudales
y no sé, ni dar respuesta a tus clamores.
Estoy mirando las estrellas
Con los primeros trazos, sobre tu piel,
pinto con el óleo de la esperanza.
El rocio temprano de la mañana,
cae fundido sobre tu espalda.
Encontré una piedra en el camino,
que no supe esquivar a tiempo,
era humana, de carne y hueso,
eras tú y ahora ardo en deseo.
Ahora tus ojos verdes me miran,
hablándome de amor puro en silencio.
Me prometes lazos entre los dos
en un mundo futuro y sincero.
Lágrimas de dolor y tristeza tengo,
por no saberme eterno.
Tengo miedo a envejecer ahora,
porque quiero vivir lo que siento.
Sueño con tus labios,
imagino tus besos…
Quiero compartir contigo,
momentos eternos.
Habla mi corazón,
a través de mis poemas.
Sufro mi desazón,
en mi intimidad, pido perdón.
Eres la mujer que me enamoró,
sin pensar, mi gran amor.
Es ya la recta final de mi vida,
y anhelo contigo compartirla.
Algo tengo que hacer,
eres la mujer deseada por mí
y en este castillo de ilusión,
quiero vivir contigo mis sueños de amor.
No siento tus deseos
Tengo la plena consciencia,
de que nuestro tiempo está por llegar,
aunque mis deseos se van marchitando,
porque lo que intuyo, lo quiero despreciar.
Cuando no siento mis deseos,
los dejo madurando un tiempo.
Siento necesidad de tus amores,
aunque no creo que los merezco.
Quiero delatar con franqueza mi temor,
consciente de la amargura que siento.
Deseo revivir tus perdidos afectos
y no la desdicha de nuestros malos momentos .
Un día arribaron a mi corazón,
todos los cariños y en él se ocultaron.
A ti, te los quiero ofrendar hoy,
como regalo de este tiempo compartido.
Mis lágrimas saladas riegan tu corazón,
porque en ellas van mis sentimientos de amor.
Solo espero que me quieras sin vacilación
y me devuelvas todo el cariño que te profeso yo.
Quiero ser tu cofrade incansable
y acompañarte en la procesión de la vida.
Deseo ser tu libertador cainita del mal
y tu seguidor fiel, mientras existas…
A veces imagino estar juntos, sin usar la palabra.
Que nuestros ojos y nuestras manos hablaran.
Soy feliz mientras intuyo en mis sueños
que alguna vez eso pasara.
No siento rencor
Qué triste cuando en el albor del día,
veo acabarse la esperanza del regreso,
de esos vientos enredosos de amor,
que en otro momento vinieron.
Nunca pensé que sintiera rencor,
por haber incumplido las promesas,
que en un tiempo cercano me ofreciste
y de tu boca salió la oferta del compromiso.
Siento como una voz interior,
me dice con satisfacción,
que hoy tu espíritu ha regresado,
con la valija llena de promesas de amor.
Cuando regreses de tu tránsito,
no hallarás vestigios del pasado.
Al tiempo se helaron en silencio,
y tus besos se han borrado.
Ahora me despierto,
con sudores teñidos de color.
Te he sentido muy cerca en mis sueños,
sueños bendecidos de amor.
Para ahogar tus ambiciones,
te regalaré un mundo de amor,
aunque no es suficiente antídoto,
ya que en tu corazón bruno, no germinó.
Tus ojos iridiscentes,
traspasan mi corazón.
Ojalá algún día te repita,
lo mucho que anhelo de nuevo, tu amor.
Suspiro por ti…
No quiero oír las voces que lastiman,
esas que perduran en tu tiempo y en tu alma,
como burla a todo lo prometido anteriormente
y ofensa a tus valores sagrados de la dignidad.
Tú que sufriste sin merecerlo.
Tú que nunca bajas tu mirada,
tú que tienes las manos bendecidas,
cuando hablan en el lienzo del amor.
Está molesta mi conciencia,
porque no aprecias la amistad,
ni le haces honores a la lealtad.
Por tu boca lanzas, los más crueles excesos.
Necesito creer en los ojos que me miran,
en la voz que me susurra
y en los oídos que me escuchan.
Quiero que me hablen tus sentimientos.
Intento ser como ese viento,
que no se ve, pero que sientes
como acaricia tu cuerpo.
Siento tu perdón y tu respeto.
Tengo tantos deseos de amarte,
que mi atadura es tu existencia.
Considero que siento tu perdón,
porque ahora cicatrizan mis heridas.
Quiero suspirar pedazos de cielo
y exhalar los buenos recuerdos.
Escribo poemas para ti y sumo desvelos,
porque nunca se opaca tu belleza.
Tú entretuviste tus buenos tiempos,
al no haber ahorrado tu beneficio.
Porque el sentimiento amoroso,
nos enriquece el deseo y el cariño.
Siento el desamor
Siento que me invade el desamor
y como secuela, me deja el corazón
con los sentimientos partidos,
sin saber cómo alumbrar mi destino.
Tomo tus manos calientes,
como un mundo abrasado.
Eres lo más importante que tengo,
aunque mi sentimiento lo vea ignorado.
Recojo las flores de mi jardín,
para ofrecerte mis deseos en flor.
No tengo otra manera de hacerlo,
salvo que tú, me digas amor.
Arde mi corazón en sentimientos,
como horno incandescente de pasión.
Anhelo fundir tus afectos con los míos,
en uno solo mi amor.
Quiero que leas en mis ojos
los sentimientos que tengo para ti.
Son sentires de amor infinito,
que nada ni nadie podrá impedir.
A veces la palabra sincera,
es lo mejor para comunicarse,
aunque tenemos la posibilidad de encender
la llama, tan solo con mirarse.
Solo soy un hombre que sueña contigo
y no puede demostrarte los sueños vividos.
Pero si confías en mí, te diré lo que siento,
al ser tú la mujer icónica de mis pensamientos.
Solo tú eres mi hechicera
No creí que mi alma estuviese fría,
teniendo rusiente el corazón.
Siento esa dualidad en nuestro amor
y la esperanza de fundir en uno, los dos.
No sé cómo convencer
a tus ángeles custodios,
para que me dejen penetrar
al seno de tu corazón.
Siento dolor en mi alma,
al forjar sin calor de fragua,
mis sentimientos de amor,
sin saber si soy correspondido.
Mis turbios pensamientos,
lloran sin consuelo,
al no poder ver lo que hay dentro,
de tu buen entendimiento.
No quisiera que mis amores sean fósiles,
en el fondo del pozo de mis sentimientos.
Ni tampoco quiero ser ermitaño de mis sueños,
esos que guardan todos los recuerdos de amor.
No quisiera volver al pasado.
Anhelo formalizar un pacto sensato,
en el que tenemos que prometer,
que nos seremos fieles y honrados.
Solo tú eres mi hechicera
y no quiero que tu corazón huya
despavorido, de los sembrados de mi cariño.
Deseo perfumarte con pétalos de heliotropo.
Tengo fe en los días no venidos
y espero con avidez que vengan esplendidos.
Estaré con flores de plumbago para recibirte
y homenajearte por el cariño que te tengo.
Eres como la semilla de sol plantada en la tierra,
que un día brotó sin saber porqué, ni porqué no.
No quiero alimentarme solo de tejocote,
porque también necesito la fruta de la pasión.
No quiero ser una persona errante
y caer en el abismo de la amargura.
Quiero acercarme a tu rostro,
y encontrar en tu boca, el aliento de tu arrebato.