En un frondoso bosque, una hada yo buscaba. La encontré sin saber, que a mí ella me esperaba.
Una tarde de pleno verano a la sombra de una encina, me fumo un cigarro de caldo que me sabe a gloria bendita.
Estoy esperando con impaciencia, en el hontanar del enamorado a que salgan las hadas a beber. Es un lugar muy bonito, verde y despejado.
Las hadas se acercan despacio al salir del interior de un árbol, me rodean todas juntas, unidas por sus manos.
Bailan con alegría insinuando, que quieren ser mis amigas. Yo quiero decidirme por una, pero todas juntas me abrigan.
Qué dilema tengo para mí elección, ninguna quiere quedarse sin mi amor. No sé cómo repartir para todas, solo tengo querer para una.
Ellas vuelan despacio en formación. Son perfectas en sus movimientos. Todas me quieren agradar con su aleteo, no sé por cual decidirme, ¿Será por sentimientos?
Sabía que corría riesgos por la falta de mi decisión. Ahora me encuentro solo por creerme su Dios.
Muchas veces a si es la amistad no les gusta compartir.
Me gustaMe gusta