A una flor Rosa

En un jardín de flores,
encontré una rosa
vestida en su color.
Era maravillosa, no parecía una flor.

Tenia una figura,
en todo su esplendor.
Su belleza era casi inalcanzable,
por su perfección.

La tomé entre mis manos y me pregunté
¿Ésto es ilusión o realidad?.
No dejé de acariciar la suavidad de la rosa,
que acababa de encontrar.

La puse en lo más alto,
la puse en su altar,
para que no se me olvide,
que siempre la quiero admirar.

Rosa, flor única,
apreciada por tu aroma.
Flor maestra de la belleza,
te cuidaré todos los días de mi vida,
hasta que muera.

No dejaré que te marchites,
no permitiré que me olvides,
no quiero que se acabe,
tu lozanía del primer día.

Eres especialmente admirada,
por tu armonía y olor.
Tú que alegras cualquier evento,
tú eres querida, en cualquier momento.

 

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