El cuento de Camilo

Camilo

No quiere ser temporero,
ni tampoco dueño.
Quiere vivir de ilusión
y le llaman Camilo.

Camilo no se levanta,
duerme con mucho empeño.
Es vago de profesión
y adultero por consuelo.

¡Qué temperamento!

¡No sé qué hacer con él!.
Siempre pidiendo perdón.
Tiene desprecio al currelo
y a mí, me toma el pelo.

Camilo salió un buen día, 
con paso acelerado.
Pensé que iba en busca de trabajo,
pero fue a espantarlo.

¡Qué infortunio con Camilo,
ya no aguanto más!.
Cuanto más le reprendo,
agacha la cabeza y sale corriendo.

Un buen día,
al salir el sol,
le vi tripa arriba en la solana.
Tomaba el sol de la mañana

Al final me aborreció
de tanto vaguear.
Rezo todos los días,
para no encontrármelo más.

 

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