La condena de una mujer En una noche de carnaval encontré a una mujer enflaquecida. Ella me sacó a bailar y yo, le dije que no sabía. Me hablaba sin parar como si le faltase el tiempo, me dijo que estaba triste y yo, suelto. Después de un rato nos animamos. Se empeñó en enseñarme a bailar. Ella insistió tanto, que aprendí a compasear. Así empieza una historia triste, en esta bulliciosa ciudad de Panamá. Donde la noche viene deprisa y el amor fugaz se va. Ella me contó una historia difícil de creer. Estaba borracha de amarguras, porque no hacía más que beber para olvidar con placer. Sola se fue, debajo de un puente se hospedó. No tenía casa ni bienes y sí mucho dolor. ¿Que habré hecho yo para esto merecer?. Doy lo que tengo de amor y ningún hombre lo quiere coger. Mientras la gente se divertía, un drama en mi corazón se armó Imploro a la suerte, para que tenga un vivir mejor. Compártelo:TwitterFacebookMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado
Precioso a pesar de su tristeza
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Gracias me gustaría saber quien eres y de que país.
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Soy Mony de Zaragoza , España
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