Tocando el arpa

Si un día muere nuestra ilusión,
las estrellas se vestirán de negro.
Tocando el arpa al unísono,
alegrarán los deseos sin fraude ni engaño,
para buscar de nuevo, el amor deseado.

Entierro bajo la arena dorada, 
los malos augurios del pasado.
No quiero que se presenten más,
ni me martirices con tus presagios.
No me hagas reflexionar, que para mí es malo.

El día que tú me quieras de verdad,
renacerá de nuevo mi alegría.
Será surrealista y sin control.
Quiero llegar con sencillez,
al subconsciente del mundo de tus sueños.

Tu erotismo descubre la pasión incontrolada,
de nuestro sexo tántrico, que divinamente nos relaja.
Lo practicamos de forma impúdica,
creando nuevos movimientos con nuestros cuerpos,
en un estado de clara relajación y satisfacción.

No quiero ser tu antojo de verano
ni el más hermoso de tus sueños.
No quiero ser el llanto en tus ojos,
ni tampoco quiero matar tus penas ficticias.
Deseo estar cerca de ti, como huella indeleble.

Encontré la playa salvaje de Mataleñas,
bajando las escaleras cuando el sol más calentaba.
Te sentía cerca de mí con tus palabras bajas.
Cuando me susurrabas al oído, me encantaba.
Hablábamos de nuestro futuro, porque el amor nos llamaba.

No quiero que la pleamar nos robe nuestra ilusión.
Me pondré a contenerla con todas mis fuerzas, 
para que no se lleve nuestro preciado amor.
Renacerá con más vigor la ilusión de vivir juntos,
con un futuro de esplendor.