La Procesión Quemo los días esperando tu regreso, mi alma arde en un glaciar de hielo. Escucho los latidos de tu corazón, cómo golpean mi razón. Ha pasado mucho tiempo sin saber de ti. Te fuiste con el hato de tu madre con poco para vestir, nada para comer y mucho para sufrir. Deseo que te quedes conmigo, como el preferido de tu jardín. Jamás quiero perder la cabeza, por ser despreciado por ti. Tengo la pretensión ferviente, de que me puedes complacer con tus amores bondadosos, que para mí quiero tener. Apoyada en la barandilla de tu balcón, te encuentras al paso de la procesión. Lanzas pétalos de flor a San Lamberto, perfumados con tus besos. Tengo frío en mi alma desnuda, porque no tengo quién la abrigue. Tus abrazos no sujetan mi cuerpo. Por ti, lágrimas de sufrir tengo. Ámame como si te perteneciera, no deseo caer en la desesperación. No te marches y me dejes herido, porque no quiero curar solo mi castigo. En mi corona quiero que habites para que yo te vuelva a enamorar. Quiero hallar tu ángel de la guarda, para saber dónde te puedo encontrar. Compártelo:TwitterFacebookMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado