La fuerza de la corriente, me impide subir el río, allí me espera el amor, que siempre he querido.
Estoy a punto de agotarme, pero una luz se ha encendido. Lucho por llegar hasta la fuente, que es el comienzo del río.
Allí me espera la mujer, que siempre he querido. Es una montañesa guapa, que me quita los sentidos.
Me agradece el esfuerzo, por haber subido río arriba. Mi voluntad no cejará, hasta verme envuelto en su sonrisa.
El amor que tienes para mí, me hace feliz, por ser yo el destino. No te defraudaré nunca amor, aunque sea largo nuestro camino.
La ternura de tus gestos, ninguna mujer los puede igualar. Estás poseída de amor sincero, que yo quiero, que me des para amar.
Cuando el amor invade nuestros pensamientos, el alma grita de alegría, al sentir nuestros deseos. Nada hace más mella en nuestro corazón, que las palabras de amor y compromiso.